Autor
Fecha de publicación
nov-2013
Descripción física
35 p.
Resumen
Basilea III ha sido la respuesta de las autoridades en el ámbito de la regulación prudencial bancaria a los problemas que la crisis ha puesto de manifiesto y, en particular, a los desequilibrios que no pudieron ser atacados por la regulación existente en aquellos momentos. Un sistema bancario resistente y estable debe contar con una regulación prudencial adecuada que exija a las entidades un nivel de capital suficientemente elevado compuesto por instrumentos de gran calidad que puedan absorber pérdidas cuando se produzcan. No obstante, esto no es suficiente y debe acompañarse con otras herramientas: una ratio de apalancamiento y ratios de liquidez. Es, además, necesario contar con herramientas macroprudenciales, porque no es siempre cierto que aplicar medidas que buscan que cada banco individual sea más sólido dé lugar a un sistema bancario más estable. La transposición de Basilea III en Europa se ha hecho a través de una directiva, el instrumento que se había venido utilizando, y de un reglamento, cuyo uso para este tipo de normativa es una gran novedad, y que es directamente aplicable sin que requiera transposición nacional. Esta transposición no ha podido ser un simple «corta y pega» del texto refrendado por los líderes del G-20. Hay diferencias en algunos ámbitos, destacando la definición de capital y la inclusión más decidida en Europa de herramientas macroprudenciales.
Notas
Artículo de revista
Publicado en
Estabilidad Financiera / Banco de España, 25 (noviembre 2013), p. 63-97
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