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Encuesta de Competencias Financieras en las pequeñas empresas 2021: principales resultados

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Autor
Fecha de publicación
5-nov-2021
Descripción física
45 p.
Resumen
Este documento analiza las competencias financieras de las empresas españolas de menos de 50 trabajadores (pequeñas empresas) a partir de una encuesta elaborada por el Banco de España entre marzo y mayo de 2021, que se engloba dentro de un proyecto desarrollado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE): International Network on Financial Education (OCDE/INFE). La encuesta incluye una serie de preguntas con el objetivo de medir las competencias financieras de las empresas (conocimientos, actitudes y comportamientos financieros), así como la tenencia de instrumentos financieros, el impacto de la crisis del COVID-19 sobre su actividad o el nivel de digitalización de la empresa. Estas preguntas deben de ser contestadas por el propietario de la empresa, siempre que tome alguna decisión financiera en relación con aquella. Los principales resultados de la encuesta apuntan a que, en general, en España los propietarios de las empresas con menos de 20 trabajadores y las empresas de servicios de alojamiento y hostelería, construcción y otros servicios personales (grupo heterogéneo de ramas, que incluiría empresas de educación, reparaciones o lavandería, entre otras) presentan unos conocimientos financieros bajos en comparación con las empresas de entre 20 y 49 trabajadores y con las del resto de los sectores. En cuanto a las actitudes financieras, los propietarios de las empresas de más de 10 trabajadores presentan una mayor tendencia a establecer objetivos financieros a largo plazo respecto a los propietarios de empresas de menos de 10 trabajadores. Algunos comportamientos financieros están menos generalizados en las empresas de menor tamaño (y especialmente en las de menos de 5 trabajadores), como, por ejemplo, disponer de estrategias en caso de robo y considerar opciones de distintos proveedores de productos o de servicios financieros. Finalmente, las pequeñas empresas españolas, independientemente de su tamaño, sobresalen por el bajo porcentaje de propietarios que han pensado en la financiación de su jubilación. El uso de los instrumentos de capital y de otras formas de financiación más recientes como los bonos sostenibles, los business angels o la financiación participativa) es marginal en las pequeñas empresas españolas. Asimismo, es limitado en estas empresas el empleo del seguro de daños materiales, y principalmente del de interrupción de negocio. No se observan diferencias importantes en los conocimientos, actitudes y comportamientos financieros según el género del propietario de la empresa. Además, en general, las competencias financieras medias en las pequeñas empresas mejoran con el nivel educativo tan solo si el propietario tiene formación concreta en temas relacionados con la empresa, la economía o las finanzas. Otras características que se asocian positivamente con las capacidades financieras, independientemente del nivel educativo, son disponer de 10 años de experiencia empresarial o tener un progenitor empresario. El impacto de la crisis del COVID-19 en el nivel de facturación, en los beneficios y en la deuda fue bastante similar en empresas con distintos grados de competencias financieras. Sin embargo, los efectos negativos en el empleo y en la liquidez fueron algo menores para los cuartiles más altos de competencias financieras de los propietarios. Adicionalmente, mayores conocimientos financieros estuvieron asociados a una probabilidad superior de solicitar y de obtener un nuevo préstamo o de beneficiarse de un aval público. Las empresas con menores conocimientos financieros sí utilizaron en mayor medida transferencias de renta, así como moratorias de alquiler. Finalmente, existe una relación positiva entre competencias financieras y mayor nivel de digitalización en la empresa con anterioridad a la pandemia. Sin embargo, no existe correlación de competencias financieras y un incremento de las actividades digitales tras el COVID-19.

This paper analyses the financial competencies of Spanish enterprises with fewer than 50 employees (small enterprises) based on a survey conducted by the Banco de España between March and May 2021 as part of a project launched by the OECD (International Network on Financial Education, OECD/INFE). The survey includes a series of questions aimed at measuring firms’ financial competencies (financial knowledge, attitudes and behaviour) and the financial instruments held by them, the impact of the COVID-19 crisis on their activity and their level of digitalisation. It is the owners of the firms who should answer these questions insofar as it is they who make financial decisions in relation to their firm. The main results of the survey suggest that, in Spain, owners of enterprises with fewer than 20 employees have little financial knowledge compared with those of enterprises with between 20 and 49 employees. The same is true of firms in the accommodation and food service activities, construction and other personal service sectors (a heterogeneous group of sectors which would include firms in education, repairs or laundry services, among others) compared with firms in other sectors. In terms of financial attitudes, owners of firms with more than ten employees have a greater tendency to set long-term financial goals than owners of firms with fewer than ten employees. Some financial behaviours (such as having strategies in place in the event of theft or considering different options for their financial product and service providers) are less widespread among smaller firms, especially those with fewer than five employees. Lastly, the percentage of Spanish small enterprises, regardless of size, whose owners have thought about how to finance their retirement is remarkably low. The use of capital instruments and other more recent types of financing (such as sustainable bonds, business angels or crowdfunding) is marginal in small Spanish enterprises. Likewise, the use of property and, particularly, business interruption insurance is limited among these firms. There are no discernible, significant differences in financial knowledge, attitudes and behaviours in terms of the gender of the business owner. Also, in general, the average financial competencies in small enterprises improve with the level of educational attainment only if the owner has specific training in business, economics or finance. Other characteristics positively associated with financial competencies, irrespective of educational attainment, are having ten years of entrepreneurial experience or having an entrepreneur for a parent. The impact of the COVID-19 crisis on the level of turnover, profits and debt was quite similar for firms with different degrees of financial competencies. However, the negative impact on employment and liquidity was somewhat lower for the higher quartiles of owners’ financial competencies. Additionally, higher financial knowledge was associated with being more likely to apply for and obtain a new loan or benefit from a public guarantee. Firms with less financial knowledge did make greater use of income transfers and rental moratoria. Lastly, there is a positive correlation between financial competencies and a higher level of digitalisation in the firm pre-pandemic. However, there is no such correlation between financial competencies and digital activities following COVID-19.
Publicado en
Documentos Ocasionales / Banco de España, 2129
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